Felicidad y elasticidad, por Guillermo García Arias

Los seres humanos, desde que nacen inician un camino largo y sinuoso en el que van tomando contacto con las vicisitudes de la vida.
Van aprendiendo de qué se trata la vida y en ese transitar, algunos van acotando los miedos, y los van procesando y superando, y otros, los van engrosando e incorporando.
El miedo por excelencia, el miedo mayor es el miedo a la muerte, y debajo de él, conviven, agazapados muchas manifestaciones de distintos miedos, que sin dudas, tienen que ver con ese gran miedo.
De la forma en que aprendamos a ver, a advertir y a percibir los hechos que nos rodean, podremos darles un lugar acotado, o, ir aumentando cada vez más miedos.
Madurar, no es cumplir años, madurar es ser cada dia mas elástico.
Este proceso, implica, que lo que me preocupaba mucho a los 20, me preocupa menos a los 30, y casi nada a los 40 y así sucesivamente.
Debajo de cada rigidez hay miedo, y con cada rigidez, hay infelicidad.
La felicidad tiene que ver con ser elástico y la infelicidad esta muy asociada a la rigidez.
Como dije, en la medida que puedo ir trabajando mis temores, y los pueda ir superando, iré agregando a mi persona mayores grados de elasticidad y con esos mayores grados de elasticidad, iré ganando mayores espacios de plenitud.
En realidad, y si seguimos discurriendo por los temas tan inherentes al hombre, como son los temas de la luz y la oscuridad, podemos darnos cuenta, que como decía el gran Frederich Niezteche, “no hay una realidad, sino distintas maneras de verla”.
Por ende la felicidad de las personas no tiene mayormente que ver con los hechos que ocurren a nuestro alrededor, sino tiene que ver con la manera en que nos tomamos esos hechos.
Ya lo dijo el otro gran psiquiatra Víctor Frankl, en su libro El Hombre en Busca de Sentido, cuando dos presos, que están en las mismas condiciones, detrás de una reja en un campo de concentración nazi, uno ve el piso embarrado y la vida horrorosa y el otro mira la noche estrellada y se maravilla al mirarla, y ambos sufren de las mismas privaciones.
Dicho esto, el poder trabajar a lo largo del camino, de que manera miro a la vida, de que manera me tomo las cosas que ocurren y de que manera puedo advertirlas de modo que no me lastimen o me lastimen menos, esa es la forma de ir madurando e ir adquiriendo mayores grados de elasticidad y por ende de felicidad.
Observar a la naturaleza, detenerse a observarla, nos regala cada vez una enseñanza.
El rio fluye, nadie lo empuja, naturalmente va buscando su cauce hacia terrenos mas bajos.
Las aves no luchan por ser aves, los mamíferos no luchan por ser mamíferos.
Las flores no sufren para parecerse a otras y tampoco luchan por ser las flores que son.
Únicamente es el ser humano que quiere empujar todos los días el río, que lucha para parecerse a otro y que sufre por no ser ese otro al que admira.
En la medida en que poseo un buen autoconcepto, una buena autoestima, seré más seguro, por ende mas elástico y a su vez, estaré orgulloso de ser, aquel que soy sin buscar parecerme a otro, distinto de mi mismo.
Pugnare por ser todo lo bueno que pueda ser, siendo yo mismo.
En lugar de desear parecerme a otro, iré construyendo la mejor versión de mi mismo.
Felicidad y elasticidad, infelicidad y rigidez, opciones que la vida nos pone delante.
De nosotros depende el camino que elegimos.

Guillermo García Arias es Ingeniero, Counselor, Escritor y Periodista, además director del Instituto Holos. García Arias es autor de los libros “Hacer el amor con la vida”, “Lifting espiritual”, “Botiquín Espiritual”, etc Además es Periodista, Conductor del programa «En Contacto» y «En Contacto a la Noche» en Radio El Mundo AM 1070 – Radio Identidad FM 92.1

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